Presos españoles

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    El Abogado Penalista, jurista especializado en la rama del  Derecho Penal, se convierte indiscutiblemente en la figura protagónica en cualquier situación en la que usted se vea acusado, o tan solo involucrado, de alguna manera, en un hecho que pueda revestir naturaleza delictiva.
    Y no crea que verse aquejado por tales circunstancias es algo insólito, ajeno a las personas de buena conducta social, o solo compatible con aquellas que desenvuelven su vida en los lindes de la marginalidad. ¡Nada más lejos de la realidad! Vea usted:
    Las conductas delictivas son tan amplias y variadas, como el propio concepto de delito implica:  
    DELITO: Toda acción u omisión socialmente peligrosa, prohibida por la Ley, por cuanto atenta contra relaciones jurídicas y sociales protegidas por los Estados, bajo conminación de una sanción penal.  
    Es imposible no fijarse en cuánto abarcan los predios de este concepto, lo que lleva a concluir que innumerables, pues, son las situaciones cotidianas en las que cualquier persona, sin que para nada se trate de un elemento antisocial, pueda incurrir en una conducta de naturaleza punible. En el marco de las relaciones humanas de tipo comercial, laboral, familiar, profesional; al  interactuar con otras personas, naturales y jurídicas, con el Estado, con el medio ambiente; en el ejercicio de nuestros derechos y el cumplimiento de nuestras obligaciones, y hasta en el disfrute del ocio y la recreación;   en todas las esfera de la vida, cualquier persona es susceptible de verse involucrada en un hecho presuntamente constitutivo de delito. Habiendo quedado establecida esta innegable realidad, devolvamos entonces nuestra atención hacia el Abogado Penalista, ese profesional del Derecho que posee la capacidad para prestar el indispensable auxilio, en el momento justo.